Estoy convencido de que estamos viviendo un momento muy interesante; y no me refiero a lo de entender la crisis como una “oportunidad”, sino al cambio cultural y estructural promovido por el uso de las nuevas tecnologías.
Juan Freire en un post dice:“… las organizaciones han decidido apuntarse al cambio, o, al menos, a las partes más visibles de esa transformación. Así, es raro ya el político, el directivo de una gran empresa, el rector universitario … que no piensa que deberían “hacer algo” para subirse a este tren que parece que les podría arrollar. Puede que no sean usuarios de medios sociales, que utilicen el Internet como si viviésemos en la década de 1990, que no entiendan casi nada de lo que supone la cultura digital, que el software libre sea solo sinónimo de gratis …; aún así el mundo se mueve y muchas de estas personas responsables de organizaciones han empezado a percibir que permanecer inmóvil es la mejor receta para la obsolescencia.”
Uno de los campos donde sería muy interesante empezar ese proceso de innovación es el campo de la investigación arquitectónica y urbana.
Diálogo y colaboración
Hoy disponemos de los recursos y las tecnologías necesaria para cambiar el modelo de investigación relacionado con la ciudad, el urbanismo y el territorio; una innovación en la manera de conseguir documentos y opiniones de los ciudadanos que viven en los espacios sobre los que investigamos.
Necesitamos adoptar un modelo basado en el diálogo y la colaboración entre académicos y sociedad civil. Los ciudadanos deberían poder colaborar de manera indirecta y continuada, evitando que las informaciones y las opiniones puedan estar condicionadas por el mismo proceso de investigación.
Se trata de una extraordinaria oportunidad para marcar un cambio histórico y conseguir que la universidad por fin consiga acercarse a la sociedad.
Internet para la investigación
Internet ofrece características muy interesantes, capaces de provocar importantes cambios en los sectores en los que se utiliza de manera innovadora. Según mi manera de ver las principales son: acceso abierto y sin jerarquía, transparencia, interactividad, comunicación multi-direccional, espacio para las relaciones personales y para el desarrollo de redes sociales.
Nos encontramos delante una oportunidad que de momento está siendo desaprovechada por la incapacidad de cambiar un modelo de acción (o método) preexistente; en este caso el método científico. Si aplicamos el actual modelo a las nuevas tecnologías de información y comunicación (internet), no conseguiremos aprovechar todas sus características. Probablemente es más interesante buscar un nuevo modelo. Con este texto tampoco aspiro a tanto, pero si quiero ofrecer algunos elementos de reflexión para que tomemos conciencia de las enormes posibilidades que todavía estamos desaprovechando.
Acceso abierto (y sin jerarquía)
La red está estructurada de manera que cualquier persona, adecuadamente equipada, puede acceder a ella sin ninguna limitación. El acceso a Internet es abierto y la transmisión de datos se basa sobre un modelo horizontal, no jerárquico. Es decir que un grande grupo de comunicación y un simple ciudadano comparten la misma red de distribución de datos sin que ninguno pueda tener prioridad con respecto al otro.
Perder el control sobre una parte de un proceso, abrirse a la participación de gente desconocida y encima, sin ninguna jerarquía, puede parecer algo imposible de proponer. Sin embargo hay ejemplos de éxito que nos demuestran que se trata de modelos viables y sobre todo más eficaces que los tradicionales (wikipedia).
Transparencia
La transparencia es a mi juicio un valor en sí. Cuando un trabajo necesita la participación de mucha gente (con diferentes “estilos de vida”) la transparencia es imprescindible para generar confianza. Cuanta más confianza, más disponibilidad para la participación y la colaboración.
Un proyecto de investigación, un estudio sobre lo “urbano”, necesita la participación de mucha gente para que el resultado sea lo más próximo a la realidad de las cosas.
La transparencia es indispensable para los procesos definidos “abierto”. Mejor dicho algo puede ser realmente abierto solo cuando también es transparente. Si una investigación es transparente y abierta encontrará menos problemas en la recogida de información y en la participación de los ciudadanos.
Comunicación multi-direccional (interactividad)
Esta es una característica todavía poco desarrollada. Solo en estos últimos años, con la denominada web2.0 empezamos a ver interesantes proyectos que apuestan por la participación de los usuarios. Muchas veces se siguen aplicando los mismos modelos unidireccionales heredados de los antiguos medios de comunicación.
Esta es sin embargo una característica exclusiva de Internet: ofrece a los usuarios ser protagonistas y no simples receptores. Si aplicamos este concepto a nuestro campo podemos hacer que los ciudadanos se vuelvan actores de la investigación gracias a una aportación que no se dirige solo al investigador sino también a todos los usuarios, entre ellos los vecinos. La comunicación es multi-direccional, todos pueden participar y toda participación es pública. Para que los ciudadanos participen aportando opiniones y materiales, se necesita una clara motivación y sobre todo una reconocible identidad asociada a cada uno de los participantes. Este reconocimiento resulta claramente amplificando cuando la comunicación es multi-direccional, de manera que todos pueden publicar y todos pueden leer, no solamente los investigadores.
Información no jerarquizada
Cuando todos podemos comunicar con igual derecho, la información busca su propio recorrido capaz de garantizar su credibilidad. Ya no se trata de una estructura jerárquica donde quién está más arriba es el que garantiza y da credibilidad a los que están más abajo. En una estructura no jerarquizada cada usuario necesita construir su propia credibilidad y puesto que todos tenemos los mismos derechos de expresión todo lo que se escribe puede ser confutado por otros como yo.
Esta característica aplicada a la investigación nos lleva a un modelo abierto donde el investigador se podría considerar como un coordinador de un proyecto al que pueden participar muchísima más gente. Todos legitimados por la credibilidad que han sido capaces de construir ellos mismos gracias a un modelo no jerarquizado. Con respecto a la participación de los ciudadanos, esta claro que resulta muchísimo más gratificante, puesto que de golpe desaparece ese pedestal en el que se encuentra normalmente la universidad (que frente a pocas ventajas) es responsable muchas veces de crear muros y distancias insuperables entre ella y el resto de la ciudad.
Redes sociales
Por fin entendemos que no es el numero (de personas) que nos hace fuertes, sino los intercambios y las relaciones existentes entre estos “números” (usuarios). Un numero lo puedo asociar a los “puntos”, mientras que una red se puede asociar a “las líneas” que juntan esos puntos. Tener muchos puntos sin la posibilidad de comunicarme o relacionarme con ellos es inútil. Una red me garantiza tener continuidad. Un proceso basado sobre puntos tiene un inicio y un final. Un proceso basado sobre una red puede ser continuo, ni siquiera podríamos definir el verdadero momento de inicio, y seguramente no un momento de fin.
Las investigaciones son procesos finitos en el tiempo, con diferentes etapas y con unos resultados a entregar. Cuando hablamos de procesos urbanos, paisaje y memoria histórica nos encontramos con la necesidad de trabajar con procesos continuos (participación). Es aquí donde las redes sociales me pueden ser de grande ayuda porque me sirven para juntar o enganchar proyectos finitos en el tiempo con procesos continuos en el tiempo.
Cuando un proyecto se enmarca dentro de una red, aunque tenga que tener un inicio y un final, siempre puede contar con un proceso continuo, garantizado por la posibilidad de conectar en cualquier momento con las personas que lo protagonizan.
Este articulo ha sido escrito por Domenico Di Siena para el blog “La Ciudad Viva“, una iniciativa de la Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía. Para este mismo blog hemos escritos otros interesantes artículos.
(las imágenes son de Francesco Cingolani)
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